Cuando pisé Ushuaia por primera vez, me invadió un sentimiento extraño. Me recorrió una sensación de logro, de final de un viaje, de camino recorrido. El punto meridional de Argentina, el fin del continente de las Américas y de la cordillera de los Andes y el fin del mundo: Ushuaia representa todo eso a la vez.
Su geografía me sorprendió: la ciudad se encuentra entre el canal de Beagle y el final de la cadena de los Andes, que se extiende a lo largo de un eje este-oeste únicamenteen la Tierra del Fuego..
Durante tu estancia en Ushuaia, nada mejor que una excursión náutica por el canal de Beagle para sentir el espíritu de aventura que se respira en la ciudad. Existen varias empresas. Yo elegí una embarcación pequeña y guardo muy buen recuerdo.
A la salida de la bahía de Ushuaia, en el mítico canal de Beagle, el faro Les Éclaireurs exhibe con orgullo sus colores rojo y blanco.
A estas latitudes la brisa marina es glacial, así que te aconsejo que te abrigues bien antes de zarpar.
Al final del canal de Beagle en su vertiente atlántica se yergue el faro Les Éclaireurs. Es una excursión muy aconsejable durante un viaje a Argentina.
Yo tuve la suerte increíble de conocer a un habitante de este extremo del mundo de origen vasco. Me invitó a navegar en su barco. En el canal de Beagle fue donde manejé el timón de un barco por primera vez en mi vida. Una primera vez difícil de superar. Viví una experiencia inolvidable sobre las aguas, al descubrir la Isla Bridges y la Isla de los Pájaros con sus colonias de cormoranes, la Isla de los Lobos con sus leones marinos y, por supuesto, la Isla de Les Éclaireurs con su mítico faro rojo y blanco.Al volver hacia el puerto, las vistas de Ushuaia con las montañas andinas de fondo es grandiosa.
Si eres de esosque se marean en los barcos, te recomiendo seguir el camino que sale hacia la derecha de la Carretera 3 al salir de la ciudad. En 3 horas ida y vuelta podrás admirar el faro sin abandonar la tierra firme.
¿Quién no ha oído hablar nunca de Ushuaia? Es imposible no dejar vagar la imaginación con tan solo escuchar su nombre. La Tierra del Fuego, los glaciares, Magallanes, las siniestras nubes desperdigadas por las abruptas laderas de las montañas negras... Es decir, la aventura, la naturaleza hostil que dominar o, mejor dicho, por la que dejarse dominar. Si hay algo seguro es que te sentirás insignificante allí. Sin duda, la naturaleza es la que manda. Reivindica sus derechos, si es que alguna vez los perdió. Tuve la extraña sensación de haber perdido todas las referencias.
La verdad es que la ciudad en sí no vale demasiado la pena y seguramente te dejará decepcionado. No es una ciudad que llame la atención de entrada por su encanto. Sin embargo, tampoco hay que ser exigentes. Su historia ya es lo bastante fascinante, llena de leyendas y relatos de aventuras.
Antaño, la Tierra del Fuego estaba habitada por tribus nómadas. El lugar fue bautizado así por los españoles, que, durante sus primeras expediciones, veían elevarse a lo lejos el humo de los campos ardiendo. Los alrededores de El Calafate son espectaculares. Mira hacia lo lejos: la Antártida de abre las puertas.
Querido lector, te voy a llevar al fin del mundo. Prepárate para conocer un mito del turismo en Argentina.
Desde su creación en 1862, la ciudad está cada vez más en auge. Los turistas de todas partes quieren visitar esta ciudad, la más austral del mundo. Bueno, no todos, porque los chilenos alegan que el punto más meridional es su Puerto Williams, al otro lado del canal de Beagle.
Se tarda tanto en llegar que merece la pena pasar allí algunos días. En la ciudad hay carteles que indican que estamos a 13 281 kilómetros de París.
Te aconsejo la ruta por el canal de Beagle para poder ver el faro Les Eclaireurs y contemplar desde sus aguas la preciosa panorámica de Ushuaia. De todos los museos de la ciudad, el marítimo es mi preferido. Se encuentra en el antiguo presidio de la ciudad. La parte marítima es curiosa, con sus bonitas maquetas de barcos legendarios y sus viejos mapas náuticos. Sin embargo, la parte mas emocionante es la prisión en sí. Sobre todo en la zona sin restaurar comprendemos mejor las condiciones en que se encontraban los detenidos. La verdad es que los presos llevaban una vida muy dura. Las celdas son húmedas y glaciales. Sobre el catre de madera, apenas hay sitio para un pequeño colchón y una manta no muy gruesa.
Después, ve a descubrir los magníficos alrededores de la ciudad. Enseguida tendrás esa sensación única de encontrarte en el fin del mundo.
El Faro de los exploradores, que no puede confundirse con el Faro del fin del mundo, se sitúa en el canal de Beagle, en la ciudad del fin del mundo: Ushuaia. Para llegar a él, hay que ir al puerto de la ciudad y subir a bordo de un barco para iniciar una travesía de 30 minutos en el canal de Beagle. Para aquellos que se marean, el Faro de los exploradores se distingue desde las costas de la bahía austral. Cuenta con una caminata de aproximadamente hora y media.
Con el fin de acercarme más a esta torre de 11 metros de altura, opté por una excursión en el mar. Junto al Faro de los exploradores, pude observar numerosos animales y aves marinos: lobos marinos, pingüinos de Magallanes, cormoranes... ¡Este precioso paseo en barco adquirió la apariencia de un safari de animales!
Si ya has visto estos animales durante tu viaje por Argentina, la excursión no es indispensable, pero qué orgullo poder decir que estuvimos "allí" mirando un mapamundi unos meses más tarde...