Bakou es una de las ciudades más difícil de describir del mundo y ello se debe a diversas razones. En primer lugar, la ciudad presenta un número de facetas desconocidas para el viajero, quien se puede encontrar a veces algo perdido en mitad de este caos urbano y descontrolado. Durante tu estancia aquí, pasarás por barrios con altas torres de cristal, de estilo muy innovador, así como zonas tradicionales donde aún se alzan pequeñas mezquitas otomanas e incluso kilómetros de bloques soviéticos, todo ello en medio de un alegre desorden y de un tráfico infernal.
Por otra parte, se trata de una urbe en continuo cambio. El dinero derivado del petróleo (hay pozos de estilo futurista que se alzan al borde del mar) ha permitido el continuo renovamiento de la mayor ciudad de Azerbaiyán. Se trata, por otra parte, de una ciudad festiva y acogedora, aunque me cansó un poco el desorden que domina allí la vida y la utilización masiva del automóvil como medio de transporte. No obstante, se trata de una etapa imprescindible en medio de un viaje por Azerbaiyán.