En el pasado, siempre había oido hablar de Angra como un super destino turístico (hará como quince años) Cuando fui por primera vez, la ciudad se había convertido en una gran favela.
He ido allí dos veces en los últimos seis años, sobre todo para coger el barco a Ilha Grande, y todavía no he encontrado nada positivo que decir sobre Angra dos Reis.
Por eso, no la aconsejo especialmente como destino, excepto si es para ir a Ilha Grande, evidentemente. Un viaje a Brasil ofrece muchos otros tesoros, mejores que esta grotesca favela-balneario.
En general, Angra Dos Reis es un mero lugar de paso para los viajeros que quieren visitar la isla Grande (Ilha Grande). Su puerto es famoso y ofrece varias opciones para llegar hasta la isla: desde el ferry para los pequeños bolsillos hasta los catamaranes más cómodos y rápidos. Es también un puerto de culto para los cruceros.
Aunque el puerto es muy colorido, la ciudad en sí no tiene mayor interés. Tuvo un pasado colonial, pero más tarde la industrialización la ha estropeado estéticamente. Está claro que la atracción principal son los paseos en barco por la bahía, en busca de las muchas playas e islas. Y un detalle agradable: hablé con los pescadores directamente y me ofrecieron un montón de opciones diferentes, y a menos de diez minutos de la costa. Pero, con toda sinceridad, te digo que no fue el mayor espectáculo de mi estancia en Brasil. Muchas de las islas eran propiedad privada de famosos que tenían allí sus megamansiones.
Pues creo que ha quedado claro: Angra dos Reis no es especialmente interesante, así que no te entretengas mucho, sobre todo si vas a quedarte poco tiempo en Brasil.
Angra dos Reis es, en una visita a Brasil, la escala para visitar la miríada de islas que lo rodean. Es imposible recorrerlas todas porque hay tantas como días del año.
Estuve en Gipóia, en la playa de Juruba, conocida popularmente como la playa del dentista. Buceé entre los peces que se acercaban curiosos a verme. Si me hubiera gustado la pesca, no habría tenido ni que cansarme, de lo confiados que eran.
También fui a Ilha Grande y di largos paseos en medio de una exuberante vegetación y preciosas cascadas. Visité Macocos, Sitio Forte y eché el ancla en la bahía de Maguaraquissaba. Esta extraordinaria bahía es un auténtico paraíso para los amantes del mar y los fondos marinos. Aquí, entre playas de arena blanca y peces multicolores, la natación es un nuevo espectáculo cada día.