Encaramada a 900 metros sobre el nivel del mar, Bansko es una pequeña y encantadora ciudad , con un centro compuesto de antiguos edificios tradicionales de piedra, al más puro estilo arquitectónico local. Estación de esquí muy popular, Bansko está abarrotada en invierno, convirtiéndose en la capital de los deportes de invierno del país. Para mí, el verano, el período en el que fui, el encanto de la ciudad es aún mayor.
Numerosos búlgaros de vacaciones se juntan dando un ambiente campechano con un ritmo de vida totalmente rural. El ambiente es tranquilo y los paisajes de los alrededores son fantásticos. La ciudad cuenta también con un buen número de restaurantes y bares en una cantidad proporcional a su tamaño. En mi opinión es el lugar ideal para escapar del frenesí de las grandes ciudades búlgaras, relajarse y conocer el hermoso Parque Nacional del Monte Pirin en la salida de la ciudad.