El volcán de Fogo es, para mi gusto, el que más impresiona de todo el archipiélago de Cabo Verde. Para hacer el ascenso de sus 2800 m sin correr riesgos, es mejor ir con guía.
Durante mi estancia en Cabo Verde hice la ruta hasta el pico (cuatro o cinco horas de marcha). Iniciamos el ascenso en mitad de la noche. Al llegar a lo alto nos esperaba un espectáculo extraordinario: el sol saliendo de detrás del Atlántico, sobre las islas de alrededor. ¡Nos dejó sin aliento!
El resto de la isla es una maravilla. ¡Y muy exótica! Hay pueblos encaramados en las alturas y playas de arena negra, donde podrás disfrutar de una copa de manecon, el vino local, con un sabor muy agradable.
Pasamos una noche en el pueblo de São Filipe (punto de llegada sobre la isla) y disfrutamos de las playas de arena oscura y de la puesta de sol tomando un vaso de vino del país, el típico manecom: ¡fue un momento mágico y delicioso! A la mañana siguiente nos fuimos para la estación de aluguers (taxis colectivos) con el fin de tomar uno y viajar hasta Chã das Caldeiras y su volcán.
¡La ascensión de los picos grande y pequeño resulta fabulosa! No obstante, extrema la precaución: el pico pequeño entró en erupción en julio de 2015 y causó muchos daños al pueblo de Chã das Caldeiras.
Antes de abandonar la isla te recomiendo bajar desde Chã das Caldeiras hasta Mosteiros (1700 metros de desnivel), una extraordinaria excursión de gran belleza, con una naturaleza salvaje.