San Pedro de Atacama (Chile)

Termino mi aventura de 3 meses por Chile visitando San Pedro de Atacama antes de seguir mi viaje hacia Bolivia. Nada más llegar quedo con Jaime, con quien me había puesto en contacto a través de couchsurfing y que me va a alojar unas noches. Jaime trabaja en una agencia de viajes local, como la gran mayoría de los habitantes de San Pedro. ¡Me va fenomenal!

Vive un poco alejado del centro y casi mejor, porque así evito los grandes grupos de turistas. Esperaba encontrarme con un pueblo sin mayor interés, con una sucesión de hoteles y tiendas de recuerdos, pero en realidad se trata de un lugar cargado de encanto, con calles peatonales de tierra, casas de adobe y una pequeña iglesia blanca en la plaza principal. Y además, ¡vaya entorno! El pueblo está rodeado de volcanes y cuando cae la noche se ven miles de estrellas en el cielo... Nunca había visto un cielo tan puro. La vía láctea es perfectamente visible. ¡Es sencillamente magnífico!

Tras pasar varios días haciendo senderismo y varias noches disfrutando de la noche en las ciudades chilenas, ya iba siendo hora de ir al desierto. Había oído que se podía cruzar Atacama saliendo desde San Pedro para llegar hasta Bolivia, pero ni me dijeron con qué frecuencia se podía ni si era fácil pasar la frontera. Tan solo quería pasar por ahí.

Los edificios en ruinas conviven con los hoteles de prestigio en una zona no demasiado afortunada. Los vendedores y mendigos contaban con que iba a vaciarme los bolsillos para darles un dinero que no tenía y el siguiente bus no salía hasta el día siguiente a mediodía. Si estás de viaje por Chile y vas a San Pedro de Atacama es solo para ir a ver el desierto y no los puebluchos. El atardecer no me convenció para quedarme en el lugar, así que decidí conseguir dos litros de agua e irme al desierto para caminar durante toda la noche. Allí descubrí toda su belleza, fui la huésped de una habitante del pueblo Chiu Chiu y tuve la oportunidad de descubrir todas las maravillas desérticas al día siguiente.

El centro de San Pedro de Atacama no tiene mucha gracia, salvo por sus casas de adobe y sus calles adoquinadas o de tierra batida. El pueblo está plenamente dedicado al turismo, por lo que está compuesto principalmente de restaurantes, hoteles, tiendas de comestibles y agencias para realizar excursiones. Yo me esperaba un pequeño pueblo con encanto, así que me ha decepcionado bastante. Otro aspecto negativo es que esperaba encontrarme con gente de la zona, de Atacama; sin embargo, lo que más me he cruzado han sido estadounidenses, franceses y argentinos.

La plaza es uno de los lugares más agradables de San Pedro: desde allí se pueden admirar los volcanes Licancabur y Juriques, así como la pequeña iglesia que data del siglo XVI. Me ha gustado mucho el Museo Arqueológico Gustavo Le Paige, que ofrece un enfoque muy bueno de la historia de esta región.

En lo que respecta a los precios, puedes esperar una mala relación calidad-precio tanto en hoteles como en restaurantes. Son cosas del turismo masivo... No obstante, San Pedro tiene su parte práctica. Desde allí se pueden organizar excursiones al valle de la Luna, a los géiseres del Tatio, al salar, etc. Te aconsejo que te informes bien antes de comenzar una excursión: hay muchas agencias, pero algunas ofrecen servicios pésimos.