La excursión a la Ciudad Perdida es uno de mis mejores recuerdos de Colombia. Solo la ruta a través de la jungla ya es toda una aventura. El calor, la humedad y el desnivel te agotarían si no fuera porque el recorrido se hace en etapas cortas. Los campamentos nocturnos son sencillos, pero están bien preparados para protegerse de la lluvia y los insectos. Íbamos en un grupo pequeño (diez, más el guía), así que no había que esperar tanto en las etapas.
Me encantó cuando cruzamos las aguas crecidas del río en una barquilla, ¡menuda dosis de adrenalina! Y la guinda del pastel: la llegada a la Ciudad Perdida. El conjunto arqueológico parecía todavía más majestuoso después de tres días de ruta. Lo que ya no me gustó tanto fueron los mosquitos. Eran muy agresivos y el repelente no les hacía ni cosquillas. La solución: hacer como el guía, que iba todo el rato agitando una ramita a su alrededor mientras avanzaba.
La Ciudad Perdida es una antigua ciudad precolombina compuesta de terrazas y escaleras. Hoy día se puede llegar al sitio arqueológico en una excursión de 4 a 6 días desde El Mamey.
Vale la pena descubrir las ruinas de la Ciudad Perdida. Tras 5 días de caminata por la selva colombiana soportando un aire sofocante y los fastidiosos ataques de los mosquitos, por fin llegamos a la ciudad precolombina. Ante nuestros ojos, un centenar de terrazas se extienden en el corazón de los exuberantes valles de la selva colombiana. La Ciudad Perdida no tiene el mismo nivel de Macchu Picchu, y dejará decepcionados a algunos, pero qué emoción al subir por las escaleras para llegar a la cima de la ciudad.
Si te gusta conocer a las gentes de lugar, tienes que saber que te puedes quedar en casas de los amerindios Kogis. El jefe de la tribu te contará los secretos de las montañas sagradas, mientras que las mujeres te irán mostrando todas sus bolsas hechas a mano. Un punto culminante en un viaje por Colombia.