Desde Brazzaville, me bastaron dos horas por carretera para llegar a la pequeña ciudad de Imvouba, justo al sur del santuario de Lessio Luna. Cerca de allí se encuentra el lago Bleu, en el que nos podemos bañar. A continuación hay que tomar dirección a Iboubikro para acceder al santuario, que cuenta con un campamento muy bien equipado. Me quedé allí varias noches para visitar la guardería y la reserva de Léfini.
Los guardias forestales que viven en Iboukiro me mostraron las actividades de la guardería: allí se acogen y dan cuidados a los bebés gorilas, una iniciativa del gobierno congolés y de la fundiación John Aspinall, creada por un inglés preocupado por la protección de la fauna silvestre. El santuario, que se extiende sobre 44.000 hectáreas, está dedicado a la reintroducción de los gorilas y a la protección de las especies amenazadas. Más al norte se encuentra el parque de Léfini, que también tuve la oportunidad de visitar en un 4x4, guiado por los guardias de Iboukiro. Una excursión que no te puedes perder, durante tu viaje por el Congo, sobre todo si eres un apasionado de la naturaleza.