Siempre he querido pasar unos días en una tribu indígena. El momento había llegado: era en Costa Rica en la reserva de mujeres de Yonkin en el cantón de Talamanca donde iba a vivir esta experiencia inédita.
Para acceder a la reserva (que está a caballo entre Costa Rica y Panamá), me hicieron falta varias horas: en autobús local, después en piragua (el propio trayecto te deja sin palabras y te sumerge de golpe en el ambiente: te sientes desconectado del mundo y muy cerca de la naturaleza). En cuanto llegas, las mujeres de la tribu te reciben amablemente y te conducen a las "habitaciones" que son modestas cabañas de bambú, ¡por supuesto, sin electricidad! Aquí empieza la aventura... Verdaderamente me gustó mucho ese fin de semana en compañía de las mujeres de la tribu, me encantó el entorno natural en el que me sentí sumergido y el hecho de poder compartir un poco su vida cotidiana. Son personas encantadoras con ganas de compartir.
Durante ese fin de semana, además de la convivencia inolvidable, aprendí a tirar con arco, a trenzar un techo, me duché sin luz, paseé por la selva de día y de noche, me sentí empapado, lleno de barro, aprendí un montón de cosas sobre las plantas medicinales, sobre la historia de los indígenas y sobre la lucha por esta comunidad y...probé el VERDADERO chocolate. El cacao puro, ese que es bueno para la salud, no tiene nada que ver con el que conocemos.
Es una aventura humana que todo el mundo debería vivir al menos una vez en la vida, por qué no durante un viaje a Costa Rica.