De fácil acceso en autobús desde Puerto López, Agua Blanca bien se merece una visita. El autobús me dejó en el camino, pero todavía quedaban 3 kilometros a pie en plena canícula. Me hice amigo de un guardia que me propuso llevarme en su moto. Acepté encantado.
Estaba solo, y para poder empezar la visita hay que ir en pequeños grupos. Dos estadounidenses, un padre y su hija arqueóloga se unieron a mí y así pudimos empezar. El descubrimiento del sitio comienza con la visita al pequeño museo arqueológico. Después caminamos a través del bosque, hogar que muchas aves. El interés de la visita reside en gran parte en los sitios arqueológicos. Las excavaciones comenzaron hace tan sólo 35 años, lo que nos indica que todavía hay mucho por descubrir sobre la cultura mateña (del siglo VII al XVI).
El paseo se acaba con un baño en un lago de agua sulfurosa, en la que te sumerges en el barro. Huele fatal, pero dicen que es excelente para la piel, así que me bañé.
Combinar lo útil con lo agradable es un ideal. De alguna manera es lo que permite el proyecto de esta comunidad. Agua blanca ofrece un bello paseo accesible para todos (10 km ida/vuelta) en un ecosistema particular (el bosque tropical seco) al encuentro de una cultura muy antigua. Incluso si los adeptos de la balneoterapia sólo se sentirán atraídos por la fuente de agua caliente, sería una pena perderse el museo de la cultura indígena local que te abrirá nuevos horizontes.
Además, optamos por los descubrimientos culturales y faunísticos (se pueden observar muchas aves en el camino) en vez del baño en ese agua pantanosa que olía a huevo podrido (a causa del azufre) Dicho esto, es famosa por curar muchas patologías, por lo que vale la pena probar.