Como no era mi primer viaje a Guatemala, esta vez quería descubrir lugares más secretos y mejor conservados, fuera de los típicos circuitos turísticos. Así fue como me enteré de la existencia de un emplazamiento arqueológico perdido en un mundo de agua y de frondosa selva: Aguateca. Situada en la región tropical de Petén, hace falta al menos una hora de barco por las calmadas aguas del Río de la Pasión para llegar a esta antigua ciudad maya. Descubierto en los años 50, Aguateca es un emplazamiento único en su clase, construido con una fortaleza defensiva en la cumbre de un inmenso acantilado de varias decenas de metros, a orillas del lago Petexbatún.
Lo que me llamó la atención de entrada al ver por primera vez la disposición del sitio fue saber por qué los mayas habían elegido un entorno tan hostil para construir una ciudad así. Parecer ser que Aguateca solía controlar la única carretera comercial que llevaba al imponente reino vecino de Dos Pilas. En un periodo marcado por innumerables conflictos, su ubicación, rodeada por una profunda garganta y accesible únicamente a través de una discreta falla geológica, hacía de Aguateca una de las ciudades más estratégicas. Sin embargo, con esto no les bastó, ya que la ciudad acabó desapareciendo, incendiada por sus invasores.
En la actualidad se puede acceder al emplazamiento de forma gratuita a través de una ruta preciosa por la selva tropical. Expone un interesante conjunto de estelas y palacios, testigos de las numerosas victorias que tuvo el reino.
Como fui en temporada de lluvias, los mosquitos me devoraron, literalmente. Sin embargo, le recomiendo la visita a todos los amantes de la aventura que quieran descubrir Guatemala y su historia más en profundidad.