Cayenne es una ciudad sorprendente, que puede tanto cautivar al visitante como desconcertarle. De hecho, las calles del centro de la ciudad, sus plazas y edificios coloniales descoloridos poseen un encanto especial. Sin embargo, la ciudad está llena de viviendas sociales bastante feas donde la violencia y el tráfico de múltiples cosas es bastante importante.
Algunos rincones de Cayenne pueden ser violentos y no es recomendble ir por ninguna parte solo en la noche. En otros barrios de la ciudad, como la zona junto al mar de Remire-Montjoly, econtré varias playas agradables, restaurantes y residencias junto al mar donde da gusto comer y pasar el día bañándose.
En tu viaje por Guayana, te recomiendo hacer el recorrido de Rorota alrededor del Mont Mahury en pleno corazón Cayenne por la carretera de Remire. Un bonito paseo de 6 kilómetros pasando por unos paisajes impresionantes del océano, la ciudad y las islas en mitad de la selva. En especial se pueden observar diversos tipos de pájaros, mariposas o ranas de múltiples colores, monos, tortugas e incluso perezosos.
Me gustó mucho el ambiente de la ciudad, típico de los territorios de ultramar franceses con un toque especial caribeño, además de relajado. Es muy agradable pasearse por las calles bordeadas de cocoteros y contemplar los viejos edificios coloniales.
Me quedé cautivado con el mercado de Cayenne, Plaza Victor Schoelcher, y lleno de frutas y verduras exóticas. ¡No te lo pierdas! En la zona cubierta, los puestos de comida sirven especialidades locales criollas, brasileñas y asiáticas, de las que te seguirás acordando durante mucho tiempo.
La playa de Montjoly está a unos cuantos minutos en coche del centro de Cayenne. Totalmente desierta, es ideal para relajarse y bañarse con tranquilidad.