Apenas 18 000 habitantes y, aun así, Akureyri es la segunda ciudad más grande de Islandia. Y, después de haber pasado por varios pueblecitos islandeses, me transmitió esa potente sensación que tienes cuando vuelves a la civilización. Akureyri fue construida a orillas del fiordo Eyjafjörður, entre el mar y la montaña, ¡hasta cuenta con una estación de esquí!
Cuando paso por el puente que atraviesa el fiordo a ras del agua, la vista de la ciudad es increíble. Al borde de la carretera que lleva al centro de la ciudad hay edificios antiguos y algunos todavía tienen el año de construcción inscrito en la fachada.
No te pierdas la casa de la cultura, con su forma maciza e imponente, y date un paseo por toda la calle peatonal que pasa cerca. Continúa el recorrido con la catedral y el jardín botánico.
Para comer, te recomiendo Strikid por su menú y su terraza; para echar un café, no te puedes perder el Blaa Kannan Cafe en el soberbio edificio azul de la calle principal. Por último, para aquellos viajeros sedientos de cultura, la librería Eymundsson es el cuartel general de los que quieren descansar un rato, conectarse a su wifi gratuita y hojear libros estupendos.
Akureyri está situada al norte de la isla y es una etapa ideal durante un viaje por el norte de Islandia. Hay muchos alojamientos e instalaciones. En invierno, podrás acceder fácilmente a la estación de esquí que se encuentra a algunos kilómetros de allí y alquilar in situ todo el equipo que necesites.En el centro de la ciudad, encontrarás varios museos de arte y un jardín botánico.
Desde allí, podrás explorar los alrededores del lago Myvatn, las solfataras y las marmitas de barro del Krafla. Saliendo desde Akureyri, podrás ir hasta la isla de Grimsey, situada en el Círculo Polar Ártico. Para la ocasión, te darán un diploma certificando que has pasado por el paralelo 66°N.
Desde la ciudad, a unas 4 horas y media, podrás ascender al Sulur, que te permitirá disfrutar de unas vistas preciosas de la ciudad y sus alrededores.