Delante y detrás: el mar, las costas, las pendientes escarpadas del fiordo Ísafjarðarbær y en medio, situada literalmente sobre el agua, Isafjordur la "capitale" de la región más aislada de Islandia. Aquí está presente el patrimonio arquitectónico de la isla está presente con numerosas casas con entramado de madera. Sorpresa garantizada.
Entre redes de pesca y puertos de embarque, tomate tu tiempo para deambular para contemplar el ir y venir de los barcos. Por suerte, me crucé con el equipaje de un velero que salía para Nuuk. ¡Ante mi cara de niño curioso, me contaron sus historias de pescadores islandeses a los que les gusta transformar sus vacaciones en exploración polar! Unos buenos tipos que me aconsejaron visitar el Turnhús, el museo marítimo instalado en al casa más vieja del país. ¡Aquí, en este rincón del mundo con destino a los otros rincones del mundo!
Para acabar esta sorprendente jornada, subí a las alturas para admirar el no atardecer de medianoche. Allí me abordó un joven islandés y hablamos con naturalidad. Acabo invitándome a volver en abril para el " Aldrei fór ég suður", ¡el festival más alucinante del país!