Durante mi viaje a Mallorca, no puedo decir que Sa Calobra no me haya gustado. Como todo el mundo, me quedé estupefacta por la grandeza del lugar y la belleza de los fondos marinos de esta cala. Pero no es realmente molesto viniendo a Sa Calobra, son multitudes de viajeros que como yo han elegido venir aquí para pasar la tarde.
Mi recuerdo más bello es sin lugar a dudas el trayecto en coche por la carretera que viene de Pollença. Un paisaje grandioso de acantilados que caen en picado hacia el Mediterráneo. Cada zigzag de la carretera revelaba un panorama cada vez más impresionante. Al acercarme a Sa Calobra me sorprendió el contraste entre los paisajes que acababa de atravesar y lo que se presentaba ante mí. Varios parkings llenos a rebosar de coches, decenas de autobuses y una multitud de turistas que se dirigían hacia el mar.
Apenas pude apreciar la belleza de la boca del Torrente de Parreis de tanta gente como había. Te confieso que ni siquiera probé el agua, me fuí. Consulta mi carnet de viaje si deseas saber más.