Realmente adoré Ajlun, los paisajes mediterráneos son magníficos, mientras que Jerash es seco y pedregoso, este pueblo está enclavado en el verde valle del Jordán. Me paseé por pequeños caminos entre pinares, robledales y olivos, en primavera los campos estaban florecidos, ¡sublime!.
La reserva de Ajlun está realmente bien gestionada, un verdadero turismo de comercio justo y ecológico. Sin guía solo se puede realizar un recorrido, opté por tomar el Soap Marker's trail (de seis treks posibles), que alterna bellas vistas y marcha en la maleza. Acabamos el recorrido visitando una fábrica de jabones tradicionales al aceite de oliva gestionada por una comunidad de mujeres de la región.
Visité la fortaleza de Qala’at ar-Rabad que domina el pueblo. La vista desde lo alto es increible. Este edificio medieval muy defensivo (torreones, torres de vigilancia con almenas, aspilleras, fosos...) me impresionó mucho.
Te aconsejo contar con un guía porque los muros no hablan y las explicaciones son apasionantes. ¡Aprendes, por ejemplo, que el castillo formaba parte, con los de Kerak y Belvoir (del otro lado del Jordán, de una cadena de palomares de Damasco a El Cairo que permitía trasmitir mensajes estrategicos con palomas mensajeras!