Supongo que todos los viajeros sienten la misma sensación de incredulidad llegando al antiguo puerto de Biblos. Así es: este pequeño puerto donde hoy día apenas recalan algunas embarcaciones de recreo, fue antiguamente el centro neurálgico del comercio mundial, entendiéndose por esto último el que hace miles de años era "el mundo conocido", por supuesto. ¡Es una especie de Shanghái de la prehistoria!
No tengo la seguridad que se puedan encontrar en ningún otro lugar del mundo (y que tenga una superficie tan reducida, de apenas 5 kilómetros cuadrados), donde pueda verse tal conjunto de monumentos, testigos de la historia del hombre durante milenios, como el que hay aquí. Desde el templo de Baalat Gebal, construido el año 2 700 A.C., hasta el castillo de los Cruzados, pasando por el templo del Obelisco y el teatro romano, Biblos ha visto pasar numerosas y diversas civilizaciones.
Es verdad que se le pueden encontrar algunos defectillos, como los árboles de navidad que pueblan las calles a partir de diciembre, algo muy "kitsch" para un lugar tan turístico como este. Pero todo esto es minucias en comparación a todo lo que se puede ofrecer a los visitantes, ya que junto a Baalbeck y Jeita, Biblos es una de las grandes e imperdibles etapas de vuestro viaje al Líbano.