Merece la pena visitar Tequisquiapan por su ambiente distendido y familiar. En el centro encontrarás un mercado muy animado en el que podrás probar unas curiosas mezclas de zumos de frutas que solo verás aquí. Será una gran oportunidad para degustar los productos frescos de la región. Junto al mercado se halla la librería Rulfo, que dispone de libros en español, inglés y francés.
Al igual que ocurre en todas las ciudades de provincia de México, el domingo es el día familiar en el que todos los nativos salen a dar un paseo a orillas del lago. Si vas, descubrirás un ambiente auténtico, pues los turistas que participan suelen ser mexicanos.
Personalmente, lo que me gusta de Tequisquiapan es que, cuando estuve allí, me dio la impresión de que el tiempo se paraba y de que la ciudad no había cambiado mucho desde que se construyera en 1939. Además, a 25 km se halla la Peña de Bernal, un monolito de 340 metros (el tercer monolito más grande del mundo) que tiene 10 millones de años de antigüedad y que ha sido declarado patrimonio por la UNESCO. Se trata de un sitio increíble al que merece la pena ir. Y el pueblo que lleva el mismo nombre es igual de encantador.
Visitar Tequisquiapann supone una ocasión para viajar a través del tiempo cuando estés de viaje por México.