Wadi Bani Khalid fue una de las (numerosas) estupendas sorpresas del sultanato de Omán. El sendero para ir desde la entrada del sitio a las primeras piscinas naturales ha sido bien preparado y serpentea a lo largo de un pequeño curso de agua. Enseguida aparecen, las primeras piscinas son de gran tamaño y permiten el baño. Para disfrutar plenamente es preferible ir por la mañana temprano o al final de la tarde.
Pero Wadi Bani Khalid no se limita a esta zona preparada. Caminando un poco más, descubrimos una garganta de rocas desgastadas por la erosión y aguas turquesa. Poca gente se aventura por ahí lo que la convierte en un lugar perfecto para un baño en un marco un poco más salvaje.
De hecho fue en estas piscinas un poco más apartadas en donde me bañé. Además del aspecto salvaje que me gustó particularmente, me pareció más respetuoso hacia la población local, que es bastante púdica, bañarme al abrigo de las miradas.
Si uno es amante de la naturaleza, Wadi Bani Khalid constituye una buena etapa durante una estancia en Omán-