Descalzarse antes de entrar en una casa rusa (o antes de pisar la alfombra familiar) es una costumbre en 9 de cada 10 hogares.
Una vez empezada una botella, hay que acabársela. Además, si te invitan a una copa, a menos que seas una mujer y estés cara a cara con un hombre encantador, se suele pagar la ronda cuando llega tu turno.
Si alguien te invita a su casa, no llegues con la manos vacías. Se acostumbra a llevar algún pequeño obsequio, ya sean flores para una casa con presencia femenina, o una botella, galletas, bombones o algo típico de tu país (España u otro).
Deja una propina a cambio de cualquier servicio. Evidentemente, la cantidad depende de tu satisfacción.
Rechazar lo que te ofrecen para comer o beber, eso no te llevará a un campo de trabajo pero ofenderá a tu interlocutor.
No compartir tu comida durante un viaje en tren o, peor aún, rechazar compartir la comida de alguien en el tren.
Exhibir ropa corta o provocativa en el interior de las iglesias o mezquitas.
Para los homosexuales: exhibir su inclinación abiertamente, demostrar demasiado cariño hacia la pareja en público no está demasiado bien visto, incluso en las grandes ciudades. Se aconseja discreción tanto en los actos como en las palabras. No olvidar que, a pesar de todo, Rusia sigue siendo un país bastante conservador.