A primera vista, la verdad es que no tenía ganas de visitar este parque nacional. Los paisajes están cubiertos por abetos al pie de las montañas y suele haber bruma. Me recordaba demasiado a los Alpes.
Sin embargo, al final me acabó encantando este parque por las actividades que se pueden realizar en él, ya que está situado en la desembocadura del Storm River, los profesionales están bien formados y llevan a los grupos con total seguridad. Probé el rafting, el barranquismo, el arborismo a gran altura e incluso el puenting de mayor altura del mundo. ¡Los escalofríos están garantizados! La actividad principal es el senderismo por un montón de rutas que oscilan entre bosque y playa.
Para variar un poco de tanta montaña, también puedes ir a una preciosa playa, salvaje y aislada. Los albergues juveniles de esta zona tienen un estilo hippie y ecologista, con buen ambiente y percusiones en torno al fuego todos los fines de semana.