La pequeña ciudad de Badou es muy agradable, pero son sobre todo sus alrededores los que merecen ser descubiertos durante un viaje por Togo. Para comenzar tuve la oportunidad de visitar una de las explotaciones de café y cacao que ocupan la llanura de Litimé y las alturas de las proximidades. Con un poco de suerte podrás asisitr a la cosecha de mazorcas de cacao y cerezas del café. O sino podrás ver las cosechas secándose al sol. El cultivo de platános y piñas también está muy presente en la zona.
Otra excursión imprescindible, fui hasta la cascada de Aklowa, a unos doce kilómetros de Badou: después de una caminata deportiva descubrí la espesa cortina de agua que caía con estrépito a 100 metros más abajo. Al regresar a Badou me tomé un fufu en un astillero cerca del mercado.