Llegamos a las 6 de la mañana con el tren nocturno desde Samarkanda. Todo lo bonito que se pueda decir de Bukhara me parece poco. La ciudad es realmente preciosa.
En mi opinión, hay dos cosas que hay que hacer:
Pequeño "tip": las madrasas Modari Khan y Abdullah Khan, un poco alejadas del centro, son fabulosas y están muy olvidadas por la mayoría de los turistas.
Uno puede hacerse una imagen un poco superficial de Uzbekistán, con sus ciudades "museo". Personalmente Boukhara me gustó mucho porque entramos en contacto con la gente del lugar. En particular conocí a bastantes uzbekos gracias a la web Couchsurfing.com.
Estos encuentros me permitieron tener un punto de vista "desde dentro" de la ciudad, evitando los manidos circuitos turísticos. Me perdí en las estrechas calles de Boukhara y fui siguiendo los minaretes de la ciudad, como el minarete Kalon, con sus impresionantes 48 metros de altura.
Si te gusta la música, te aconsejo ir a conocer el folklore uzbeko yendo a un concierto de música tradicional en una vieja madrasa. Por ejemplo, en Nodyr Divan Beghi.
Recuerda visitar los bazares de la ciudad para captar aún más de la atmósfera local.
Evita visitar Boukhara en verano o en invierno, ya que la ciudad tiene grandes diferencias de temperatura, aunque casi siempre el cielo está azul.