
Durante tu viaje a Argentina tienes una cita obligada en el norte, justo en la frontera con Brasil. En Iguazú tendrás que abrir bien los ojos para disfrutar al máximo de sus fabulosas cataratas.
A continuación, descubrirás las cataratas del Iguazú, el espectáculo más maravilloso que se puede admirar en Argentina. En guaraní, Yguaçu significa “agua grande”. No tardarás en comprender el porqué.
En la Garganta del Diablo, el ruido es absolutamente ensordecedor. El flujo por segundo de estas cataratas equivale al volumen de una piscina olímpica. Para que te hagas una idea aproximada, para igualar la cantidad de agua de las cataratas sería necesario que los casi 50 millones de españoles abrieran sus grifos todos a la vez. Dicho así es difícil de imaginar, por lo tanto será mejor que las veas en persona.
La visita a las cataratas del Iguazú se puede hacer perfectamente en dos días. El primer día puedes visitar el lado argentino y el segundo día, pasar a la frontera brasileña para disfrutar del paisaje desde otro punto de vista.
El primer día, es decir, en el lado argentino, podrás estar fácilmente más de ocho horas, caminar por las pasarelas y observar las cataratas desde los diferentes miradores. Te parecerá que el tiempo se detiene a pesar de que las temperaturas suelen sobrepasar los 30 ºC. Afortunadamente, el vapor que generan las cataratas es muy refrescante. No te lo pienses y deja que te envuelva. En la selva que rodea este lugar podrás observar numerosos animales. Aves, monos, mariposas, coatíes, caimanes e incluso podrás buscar alguna que otra culebra verde y hacerla salir de su escondite. Pasarás un día maravilloso en el que recibirás un auténtico regalo para la vista.
Al día siguiente, podrás volver a disfrutar de las cataratas del Iguazú desde el lado brasileño. Además, es una buena ocasión para conseguir un nuevo sello para tu pasaporte. La visita es más corta que la del lado argentino, pero las vistas son más hermosas. Junto a la más alta de las cataratas discurre una plataforma que pasa por debajo del agua y parece desaparecer en la nube de vapor. De este modo, te introducirás en las impresionantes cataratas de la Garganta del Diablo. El ruido es ensordecedor y acabarás empapándote de agua. Pero no te preocupes, al sol te secarás enseguida. Tanto en el lado argentino como en el brasileño, el efecto es el mismo, todo el mundo sale realmente impresionado.