Me hacía falta un paréntesis y un buen soplo de aire fresco lejos de los cláxones del sur de Bali.
Munduk era justo lo que me hacía falta: ¡verde, verde y más verde! Vas a sentir lo que es vida, si, como yo, ves la puesta de sol sobre las montañas desde la pequeña terraza sin pretensiones de un homestay con encanto local, te lo garantizo.
Despertarme con el canto de un gallo y el dulce aroma de un "nasi goreng" recién hecho me dio las fuerzas necesarias para un día de senderismo sencillo. Las cascadas son totalmente imponentes y me dieron el frescor que necesitaba.
Además, junto a la carretera de Munduk fue donde probé el mejor "martabak". Sin embargo, es una pena que cada vez construyan más hoteles allí, escondiendo el paisaje de las montañas.
¡Es increíble! Munduk es una ciudad ideal para los amantes de la naturaleza. Se trata de un lugar totalmente zen. ¡No es solo que el paisaje sea de un verde difícil de encontrar en cualquier otra parte del mundo o que los arrozales sean preciosos, sino que podrás admirar numerosos edificios de arquitectura regional y comer bastante bien! Además, hay una gran cantidad de cascadas realmente bonitas.
Si subes hasta alguno de los puntos más elevados de Munduk podrás disfrutar de unas excelentes vistas de la región y del lago Buyan.
Munduk está ubicada en una zona elevada, en medio de la naturaleza más pura. Si tengo que escoger una sola palabra para describir esta ciudad, sería “verde”. ¡La naturaleza es rica y abundante! Si deseas encontrar cascadas es muy fácil, basta con que pongas un poco de atención y escuches. ¡Solo tienes que seguir el murmullo del agua al caer!
Además, puedes encontrar alojamientos típicos y llenos de encanto por unos precios más que razonables.