A primera vista, Yangon me pareció un lugar bastante abandonado, pero el interés principal de esta ciudad reside en su ambiente. Fui muy bien recibido por los birmanos, que fueron realmente amables.
Dediqué algo de tiempo a visitar sus numerosos templos budistas, como la Pagoda Sule, hacer algunas compras en el gran mercado local, pasear al borde del lago Kandawgyi y, sobre todo, pasar unas horas en la pagoda Shwedagon, el mayor templo budista del mundo.
Más allá del aspecto religioso, es un verdadero centro de vida social. Los birmanos se encuentran allí para charlar, comer y rezar. Es un lugar muy hermoso y completamente dorado. Fue una gran oportunidad para poder conversar con algunas familias birmanas, que aún se sorprenden de ver a turistas en su país.
Aunque desde 2007 ya no es la capital administrativa del país, Rangún (también conocida como Yangón) sigue siendo su mayor ciudad en tamaño, con más de 4 millones de habitantes. Sigue siendo de obligada visita en tu circuito por Birmania.
Desde un punto de vista cultural, Rangún no me llamó demasiado la atención.
El sitio que no puedes perderte, por supuesto, es la Pagoda de Shwedagon, una inmensa estupa situada en lo alto de la colina de Singuttara. Es un importante lugar de peregrinaje budista, y el primer centro religioso de Birmania. Fui allí algunas horas antes de la puesta de sol para contemplar la luz del atardecer y ver cómo brillaban las tres toneladas de oro que recubren la estupa.
Otra excursión agradable es recorrer el lago Kandawgyi, un lago urbano artificial rodeado por un parque y una zona de recreo infantil.
Rangún es una ciudad bulliciosa formada por grandes avenidas en cuadrícula y que, a mi modo de ver, no tienen ningún encanto especial. Los edificios son muy antiguos. Muchos de ellos datan de la época colonial (bajo la influencia británica) y la mayoría están en bastante mal estado, al menos aparentemente. De entrada la ciudad me pareció bastante agobiante. Es muy distinta a otras del sudeste asiático. Hay mucho tráfico, embotellamientos, ruido de cláxones y, además, cuesta mucho ubicarse.
Sin embargo, la ciudad tampoco te dejará indiferente. En primer lugar, hay mucho ambiente al final del día en la calle principal y la calle 19, con muchos puestos donde se ofrecen excelentes pescados a la plancha. También están todos los mercados con sus puestos de fruta y verdura. Además, allí se encuentra una de las principales maravillas del país, la magnífica pagoda de Schwedagon Paya, que de por sí sola justifica visitar Rangún. Siempre recordaré la iluminación de la pagoda al caer la noche. ¡Es mágico!