
La apertura de Birmania al turismo es bastante reciente ya que tan sólo ha tenido lugar en 2010. Desde entonces, el presidente Thein Sein ha intentado establecer una política de apertura, liberación e integración de las minorías en el gobierno. Aung San Suu Kyi, cuyo partido ha sido elegido para el Parlamento, es la prueba, y la figura preponderante de la escena internacional como símbolo de la lucha por la paz. A pesar de todo, la situación de Birmania en estos momentos es sinónimo de enfrentamientos y persecuciones. Las minorías musulmanas, los Rohingyas sobre todo, siguen siendo objeto de ataques violentos y mortales. Sin embargo, las próximas elecciones presidenciales podrían poner fin a décadas de dictadura militar.
Un recorrido por Birmania no representa ningún problema para los viajeros experimentados y que están conscientes de que algunas zonas son poco recomendables, por no decir que están prohibidas. Los birmanos son muy hospitalarios y están dispuestos a una apertura al mundo. Por lo tanto, se puede explorar Birmania sin demasiadas dificultades. Las zonas de enfrentamientos, o las más sensibles, precisan de una autorización especial y son poco recomendables. Los conflictos se sitúan principalmente en las regiones fronterizas con Tailandia, Laos, China, la India y Bangladesh.
Las tensiones entre las comunidades, sobre todo entre los budistas y musulmanes, son más fuertes en Birmania en estos momentos, por lo que hay que tener cuidado, en especial en Mandalay, Rangún (renombrada Yangón) o Moulmein (renombrada Mawlamyine), donde se encuentran las minorías musulmanas. Los viajeros podrán disfrutar sin problemas de una estancia en Birmania, alejados de las zonas de conflicto y de las luchas armadas.
El turismo se ha desarrollado mucho desde la apertura del país, y se ha convertido en una fuente de ingresos básica tanto para la población como para el gobierno. Hoteles y restaurantes brotan por todas partes para satisfacer las necesidades del creciente flujo de viajeros. Este desarrollo favorece su enfoque hacia la democracia, apoyado y conducido por Occidente. Para los birmanos, el turismo es inseparable de esta idea de cambio y de libertad.