Ir en busca de la espiritualidad.
En tu
viaje a Birmania será imposible que las cuentes todas.La cantidad de pagadas es infinita. La religión budista representa el 90% de la población. Cada pueblo y cada ciudad posee su propia estupa y casi todos los birmanos se convierten en monjes en algún momento de su vida, ya sea por unos meses o durante varios años. Así que de Bagan a Shewadegon, pasando por Pindaya y otros lugares menos conocidos, tendrás tiempo para descubrir esta religión.
Descubrir Pindaya
La cueva de los 8.000 Budas es una especie de laberinto que ha logrado mantener un cierto misterio, a pesar de ser un sitio turístico. Siempre se puede encontrar un lugar para aislarse y meditar durante unos minutos. En ocasiones, puedes tener que andar a cuatro patas o trepar por algunas rocas para llegar a las estatuas más antiguas.
Maravillarse con el lago Inle
Si hay
una imagen que inmortalizar en Birmania, ésa es la de los pescadores del Lago Inle: un fondo azul y los hombres, de pie sobre sus canoas, manejándolas con una sola pierna. Insólito, auténtico y mágico. Y luego están estos hoteles construidos sobre pilotes en el agua, para pasar una noche diferente. Por último, está el mercado flotante y los vendedores de artesanías locales únicas. Aunque es muy (¿demasiado?) turístico, el lago Inle merece hacer una pequeña parada para descubrir a sus habitantes y sus costumbres.
Hacer un viaje en el tiempo
A pesar de la reciente apertura del país a los turistas,
Birmania todavía parece permanecer detenida en el tiempo en algunos lugares. ¿Por cuánto tiempo? No sabríamos decir. El desarrollo del país ha estado bloqueado por la dictadura militar, manteniendo el país tal y como era hace decenas de años. Aquí, no hay grandes cadenas de comida rápida, sino pequeños puebos con casas de madera, que se recorren a pie. Sin embargo, todo cambia a una velocidad vertiginosa en Asia. Nada dice que las cosas seguirán siendo iguales que ahora dentro de unos años. Un consejo: no esperes más. Vete ahora.
Ser recibido por los birmanos con los brazos abiertos
Especialmente hospitalario, el pueblo birmano tratará de ayudarte en todo lo que pueda, sin pedir nada a cambio. Una sonrisa a cambio de otra sonrisa es lo que obtenemos durante un
viaje a Birmania. Los turistas son cada vez más numerosos, por lo que algunos vendedores ambulantes pueden buscarte o algunas personas pueden ofrecerte ayuda a cambio de un poco de dinero, pero una simple sonrisa bastará para frenarlos. También, puedes conocer alguno de los 135 grupos étnicos presentes en Birmania.
Disfrutar plenamente de la vista de los templos de Bagan
En Bagan, existen, como mínimo, entre 3.000 y 4.000 pagodas, que se extienden sobre una superficie de 100 km². Pequeños, grandes, en ruinas o en perfecto estado, estos templos son el motivo perfecto para un paseo en bici por el corazón de uno de los lugares más bellos del sudeste asiático. Angkor puede competir con Camboya. Los más madrugadores podrán admirar unas vistas extraordinarias de la llanura de Bagan dando un paseo en globo.