Las playas de Sihanoukville están en mi opinión entre las más bellas del mundo. Son mucho menos conocidas que las de los países vecinos (sobre todo Tailandia), y están mucho menos concurridas.
Me gustó en especial las islas de Koh Rong y Koh Rong Samloem: son las más populares y permanecen como lugares remotos del paraíso en donde me sentí como Robinson Crusoe. Si quieres disfrutar de lugares aún más vírgenes, están también las islas de Koh Chaluh y la isla de los bambús.
Para aquellos que les gusten las vacaciones deportivas, creo que Sihanoukville es el lugar ideal. Entre las actividades disponibles se encuentran recorridos en quad, buggy, buceo y snorkel.
Hay que tener en cuenta que Sihanoukville está dividido en dos partes: la zona centro, con la playa Serendipty, frecuentada por los mochileros, mientras que la playa Otres, a 5 km del centro, es más tranquila y está mejor conservada.
No tenía muchas ganas de quedarme en Sihanoukville, cuya reputación no me atraía nada, pero era la puerta de entrada para llegar a Koh Rong, así que me ví obligado a pasar por allí.
La verdad es que no visité el centro de Sihanoukville, nada más llegar, tomé un tuk-tuk para ir a la playa más alejada, Otres Beach. La playa está situada a unos 7 km. Al llegar me encontré con una inmensa extensión de arena blanca en la que se suceden bungalow, restaurantes, bares y salones de masaje. Es bastante turística pero muy atractiva, se puede encontrar de todo allí y sin moverse. El mar es muy bonito, perfecto para descansar, comer y beber bien. Algunos bares hacen mucho ruido y cierran tarde, algo a tomar en cuenta cuando busques alojamiento.
El día siguiente volví al puerto para embarcarme hacia la isla de Koh Rong. Antes de llegar al muelle, me encontré con innumerables bares, restaurantes, agencias de alquiler y clubes de buceo. En pocas palabras, es difícil aburrirse allí.