5 / 5 - Una opinión
Pasé allí algunos días y me fascinó el aura política e ideológica que desprende la ciudad. La capital de China cuenta con la magnífica plaza de Tiananmén, así como la Ciudad Prohibida. Esos símbolos del poder chino me llamaron mucho la atención.
Me gustó respirar un poco de aire (más o menos) puro en el parque del Templo del Cielo, considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y que, sobre todo, es un lugar de recreo y de práctica de taichi para los pequineses.
También fue todo un placer, después de dos meses en China, encontrarme con restaurantes donde servían raviolis con langostinos. En Nanluoguxiang tenían un sabor casero que nunca olvidaré. Mucho más ricos que los escorpiones y otros crustáceos del mercado nocturno de Donghuamen.