Me gusta mucho Gáldar; es aquí donde comencé mi recorrido a pie a través de la isla de Gran Canaria. Dejando a un lado el aspecto emocional, Gáldar es un bonito municipio de unos 25 000 habitante que está entre el océano Atlántico y el volcán que se eleva gradualmente hacia el sur de la ciudad, hasta llegar al Pico de las Nieves, su punto más elevado.
En cuanto a qué cosas podréis ver allí, la ciudad de Gáldar tiene una bonita iglesia, la iglesia de Santiago de Gáldar, que se erige de forma majestuosa hacia el cielo azul. La iglesia se encuentra en la plaza de Santiago, que es bastante agradable y en la que se pueden ver hermosas especies de árboles. Y hablando de árboles, podéis ir a ver el drago de la ciudad, que es el más viejo de la isla. Y aunque no es milenario como el de Tenerife, sí que tiene algunos siglos de vida... ¡lo que no está nada mal! ¡Buena estancia en Gáldar!
Me apasiona tanto la historia, que me enamoré de Gáldar y sus excavaciones arqueológicas, a partir de las que se construyó un museo que se encuentra en el centro de la isla. Está perfectamente organizado, y la visita guiada se realiza en cuatro idiomas: francés, inglés, alemán y español. Explica las particularidades que hacen tan especial esta cueva con pinturas de los primeros habitantes del lugar, los aborígenes canariis.
Además, esta ciudad ofrece infinidad de opciones para disfrutar del mar, como ocurre en prácticamente todos y cada uno de los rincones de las Islas Canarias. Aparte de poder disfrutar de sus magníficas piscinas naturales y de poderos bañar, también lo tendréis facilísimo si queréis hacer submarinismo, kitesurf, o surf de remo.
Lo único que no me gustó mucho fue la Iglesia de Santiago de los Caballeros; creo que no tiene nada de gran interés en mi opinión, ni a nivel histórico ni a nivel arqueológico.