Balicasag es sinónimo de isla paradisíaca para muchos turistas. Playas de fina arena blanca, un santuario de fauna marina a la que se acercan buceadores y aficionados al snorkel, además de tortugas (con suerte).
Sin embargo, si bien estos lugares son asombrosos, las decenas de barcos de buceadores y aficionados al snorkel (de los que yo formo parte) que se sitúan a lo largo de la costa, le quitan un poco el encanto. Además, en el santuario vi a gente dar de comer a los peces para hacerles venir en gran número.
Tal vez porque ya había vivido lo que es una isla desértica con pocos turistas, Ballicasag me pareció un lugar en el que no hace falta pasar la noche, aunque sigue siendo una inmersión recomendable durante tu viaje por las Filipinas.
Hay mucha biodiversidad en casi cualquier sitio costero de Filipinas, pero la isla de Balicasag se lleva la palma. Bucear por allí es increíble. Está lleno de tortugas, delfines, tiburones... También hay varios santuarios marinos con muchos corales distintos. Hay que ir con cuidado cuando hay marea baja, porque los corales son tan grandes que te los puedes cargar con las aletas.
La isla de Balicasag en sí tiene poco que ofrecer, aparte de relajación y playas de arena blanca (lo cual yo diría que no está del todo mal). No te recomiendo quedarte más de un par de días. Después empezarás a aburrirte y alrededor hay otro montón de islas por descubrir.