Lejos de la modernidad de Accra, me llamó la atención Elmina por su ambiente auténtico y la animación popular de la zona de ocio del puerto. Es un espectáculo ver a todos estos pescadores ocupados en torno a sus barcas, de las que se cuidan con esmero.
Caminando por las calles destartaladas del centro, llenas de muchos edificios de la época colonial, me pareció que el tiempo se detenía en Elmina. Paseé por la ciudad observando los santuarios de color de los Asafos, estas compañías militares tradicionales de las Fantes que desempeñan un papel vital en las estructuras sociales locales. Elmina, puerto pesquero africano del Atlántico, un sitio de descubrimiento cultural y humano.
Mi visita a la ciudad terminó con su símbolo, el Castillo Saint-George, el más antiguo fuerte colonial de la Golden Coast, y el mejor conservado. Este edificio blanco con vistas al océano forma parta del patrimonio de la humanidad de la UNESCO. Fundado por los portugueses, ha cambiado un par de veces de manos entre suecos, daneses, holandeses e ingleses. Cuenta con el triste recuerdo de la deportación de esclavos, hecho que los guías locales reviven de forma muy profesional.