La primera vez que puso un pie en Accra, me pregunté dónde estaba el centro de la ciudad.
¿La línea de costa? Está hecha de playas, pero parece estar más allá de la propia ciudad. ¿El casco antiguo? Ussher Town acoge un mercado enorme, pero los edificios de la época colonial son antiguos y hay muy poca infraestructura. Lo mismo para James Town, un pintoresco barrio de pescadores, pero pobre y sucio.
A continuación fui al centro moderno, que consiste en West Ridge y East Ridge. Tuve la impresión de haber viajado a Bucarest o a Minsk, a pesar del aire tropical. El mausoleo del presidente Nkrumah es central e impresionante, pero la arquitectura legada por los héroes de la independencia, con sus enormes edificios y plazas, da una sensación de espacio vacío.
Sólo en los barrios de las las afueras, más modernos, tuve la impresión de encontrar la esencia de Accra como capital. Osu es el barrio residencial de la clase media, con actividades, restaurantes, tiendas y bares, y tanto ahí como en Adabraka encontramos el pulso auténtico de la ciudad. En resumen: el alma de Accra está en sus barrios.