No es muy sabido que Birmingham es la segunda ciudad de Inglaterra. Birmingham es una ciudad industrial que ha convertido su actividad económica en los servicios y las finanzas, cosa que se refleja en la arquitectura de la ciudad. De una calle a otra, pasamos de las antiguas casas de los trabajadores, a veces medio derruidas, a inmuebles y edificios comerciales de grandes alturas. Hay que destacar el Bull ring, que podríamos describir como una extraña seta de metal.
Una cosa es cierta, el término "contraste" le pega totalmente a la ciudad. En medio de esta arquitectura se esconde una red de canales que revelan un ángulo completamente diferente de la ciudad. Recomiendo pasear en los días soleados, que no son tan raros en la región de West Midlands. Las afueras de la ciudad merecen la pena por sus paisajes naturales y la visita a Cadbury World, para los fans de Charlie y la fábrica de chocolate.
Para los amantes de la fiesta, la ciudad es una joya, llena de bares y discotecas para todos los gustos. Incluso los fans del metal tienen un club para ellos. Birmingham es también la cuna del heavy metal. La ciudad es joven y multicultural, sus habitantes inmensamente amables, y la efervescencia artística y cultural incomparable. La juventud de la población (es la ciudad más joven de Europa) se debe a la presencia de universidades de prestigio como la Universidad de Brimingham, donde la disposición de los edificios y la torre central, apodada Old Joe, serán familiares a los fans de Tolkien, que creció en Birmingham.
En pocas palabras, me encantó vivir en Birmingham durante unos meses por mis estudios y recomiendo encarecidamente una visita a los más jóvenes, los amantes de la fiesta y todos aquellos que no se dejan llevar por la vorágine turística y quieren descubrir ciudades con carácter.