Hamadán o Hamedan tiene muchos lugares de interés histórico que abarcan miles de años de historia iraní. Las inscripciones sobre la roca de Ganj Nameh, grabadas en la ladera del monte Alvand, en las afueras de la ciudad, son un testimonio de sus antiguos orígenes, al igual que las ruinas de Ecbatana. La tumba de Ester y Mordejai es un testimonio de la historia de los judíos en Irán, que se remonta a tiempos muy remotos. Por último, la tumba de Avicena rinde homenaje a este erudito de la época medieval, versado en filosofía y astronomía y cuyo Canon sería utilizado por los médicos europeos hasta el siglo XVII.
Para escapar del sol o el viento, que pueden causar estragos, hice una excursión a las cuevas de Ali Sadr, a 2 horas de camino y cuyo lago subterráneo se puede visitar en hidropedal.
Para quienes deseen visitar el oeste de Irán, la ciudad es un cruce de caminos entre Teherán, la cordillera del Zagros, el Kurdistán y el Azerbaiyán iraní.