Yo paré en la isla de Flatey a la vuelta de mi periplo por los fiordos del oeste, cuando tomé el ferry que llegaba a Stykkishólmur.
Como su propio nombre indica, Flatey no es más que una islita plana, cuyo punto más alto alcanza solo los 16 metros por encima del nivel del mar. Allí, uno tiene la sensación de viajar hacia atrás en el tiempo, ya que sus casas de madera de colores y el ambiente de los lugares parecen haber permanecido intactos desde su construcción en el siglo XIX.
Visita el pueblo antiguo, la iglesia y el faro y pasea por las vastas extensiones verdes para ver los frailecillos.
Yo tardé algunas horas en terminar estas visitas. Sin embargo, es un lugar ideal para quedarse más tiempo si lo que quieres es disfrutar de la contemplación y de la tranquilidad.