
Las Islas Baleares experimentaron un "boom" turístico en la década de los 60 bajo la influencia de la comunidad hippie, tendencia que fue rápidamente capturada por la "jet set" de todo el mundo. El archipiélago se convirtió en el segundo destino turístico en España, y actualmente lucha por alejar su imagen turística del turismo de masas y "de borrachera". El ecoturismo está en auge y las iniciativas locales abundan.
Las Islas Baleares son una comunidad autónoma con su propio parlamento y un presidente elegido por el gobierno regional y nombrado posteriormente por el Rey de España. El archipiélago balear tiene ahora poco más de 1 millón de habitantes, la mayoría en la Isla de Mallorca.
Su condición de comunidad autónoma le permite tener sus propios líderes y organismos políticos. Las Baleares tienen competencias en cultura, la economía, planificación social, ambiental y territorial.
El catalán es la lengua oficial de las Islas Baleares junto con el castellano. Existe el dialecto balear, derivado del catalán, que es hablado por casi tres cuartas partes de la población. Más que un idioma, es una cultura específica que los habitantes de las islas reivindican con orgullo. Se trata de una historia propia, un estilo de vida y una tradición gastronómica diferentes a Cataluña.
Cada año diez millones de personas viajan a las Islas Baleares. El turismo es la primera fuente de ingresos del archipiélago, antes de la agricultura y la pesca. Se trata principalmente de turistas extranjeros, en su mayoría alemanes, que vienen a disfrutar del clima y la situación excepcional de estas islas en el Mediterráneo.
El turismo ha cambiado radicalmente el aspecto de las islas, que han vivido un desarrollo muy importante desde los años 60. La presión inmoniliaria ha creado a veces tensiones con la población local. Pero las dificultades han disminuido en los últimos años, a partir de las acusaciones de corrupción hacia varios funcionarios locales.
Las Islas Baleares han sufrido los efectos del turismo de masas. El litoral se ha visto desfigurado y algunos puntos, convertidos en destinos baratos del "turismo de borrachera". En los últimos años, la gente de la isla se ha esforzado para intentar presentar "otra cara" del archipiélago hacia el turismo. Se ha creado un fondo de protección del medio ambiente y de preservación del patrimonio cultural, y aparecen cada vez más iniciativas de ecoturismo en Mallorca, Ibiza y Menorca. Esta es una oportunidad para los visitantes de descubrir unas islas muy auténticas con una rica historia.