Los Dolomitas, menos elevados, menos visitados y menos conocidos que los Alpes italianos (situados al noroeste del país), conservan, sin embargo, un aspecto mítico, y siguen siendo la parte preferida del país para muchos italianos. Esto puede ser debido a que conservan un cierto carácter salvaje y no domesticado, yermo y abrupto. Personalmente, fue una de las regiones italianas que más me atrajo. La zona ofrece excursiones realmente de ensueño entre paisajes casi lunares.
Por otro lado, es un destino estrella entre los amantes de los deportes de riesgo. Aquí encontrarás numerosas opciones para practicar o iniciarte en deportes como el ala delta, el parapente, la escalada o incluso el esquí, durante los meses de invierno. La cordillera de los Dolomitas, menos apreciada que los Alpes, es, para mí, aún más indispensable durante un itinerario por Italia.
Durante mi estancia en Italia, me fascinó el imponente macizo calcáreo de las Dolomitas con sus espléndidos picos y sus rocas con un tono anaranjado tan particular. Una bellísima visión, como un espectáculo maravilloso: recuerdo las cimas de las Dolomitas que parecen dibujar torres y campanarios en un paisaje alpino verde y lujurioso. Un paraíso para la fauna salvaje de la región.
Recorrer las Dolomitas es sencillo: los senderos de montaña están correctamente señalizados y hay bastantes refugios. También puedes visitar las Dolomitas en coche; las carreteras son de buena calidad y jalonadas de miradores. Te recomiendo tomarte tu tiempo e ir al valle de Gardena por sus famosas estaciones de esquí; al Val Badia por su parque natural y al Val Puntería por sus formaciones dolomíticas de las Tres Cimas y de la Esfera solar.