El valle Sasso Vecchio es un mirador gigante, al pie de los más altos picos de las Tres Cimas, que se cuentan entre los más pintorescos de la región de las Dolomitas. Un auténtico Olimpo de formaciones geniales, obras majestuosas e imaginativas que se levantan en el corazón de los Alpes.
Si hay que mirar bien por dónde caminamos, porque el valle Sasso Vecchio te ofrece un sendero a modo de balcón sobre el valle, es un camino para mirar al aire, alrededor de uno, para disfrutar bien del espectáculo natural que nos ofrece.
En el medio de este universo rocoso, en el que las conejeras y los corredores de aludes se alternan con paredes verticales y donde queda poco espacio para el mundo vegetal, los refugios son remansos de paz, solitarios, lugares de contemplación casi surrealistas. Donde me tomé el tiempo de pasar días y días.