Ya hemos hecho referencia a todos aquellos lugares que no puedes dejar de visitar durante tus vacaciones en la región de Véneto. En Venecia, la Plaza de San Marcos y su basílica, el Palacio Ducal y el Puente de Rialto son imprescindibles. Pero tampoco puedes perder la ocasión de recorrer el Gran Canal en vaporetto mientras divisas a los lados las fachadas de los palacios renacentistas Ca' d'Oro o Ca'Rezzonico. Recuerda entrar en la librería Acqua Alta, que está considerada como una de las más bonitas del mundo.
Por su lado, el mirado más impresionante de Venecia es el de la Scala Contarini del Bovolo. Se accede a él a través de una escalera de caracol exterior que te exigirá dejar atrás tu miedo a las alturas, si lo posees. Sin embargo, un guía local te vendrá especialmente bien si visitas Murano. Con él podrás adentrarte en sus tiendas para ver cómo fabrican el cristal en primera persona. Asimismo, las casitas de colores de Burano también son dignas de una mención especial.
Por otra parte, hacer un recorrido por los viñedos del Véneto es otra experiencia inolvidable. Aquí se elaboran los vinos amarone y prosecco, que gozan de fama a nivel mundial. La mayor parte de bodegas famosas y visitables se encuentran en los alrededores del municipio de Solighetto. En cambio, si lo que realmente te apetece conocer es la cordillera de los Dolomitas, entonces viaja gasta Bolzano. Se ubica en mitad de un espectacular valle y se considera su puerta de entrada.
Pero hay otros enclaves dentro del Véneto y en sus alrededores que sin un guía local tal vez te pasen desapercibidos. Es el caso, por ejemplo, de Trieste, que presume de tener algunas de las playas más bellas del mar Adriático. Sin duda, una parada imprescindible para quienes deciden hacer una escapada a Venecia en verano. Trento y Trentino son otros lugares que no deben faltar en tu itinerario si quieres conocer en profundidad el norte de Italia.