Me fui con una amiga a pasar un fin de semana largo y primaveral en la Toscana. Llegamos a Pisa, donde alquilamos un coche antes de dirigirnos a la pequeña ciudad de Arezzo, donde nos espera uno de sus amigos italianos. Arezzo es la ciudad en la que Roberto Benini, nacido allí, rodó su película «La vida es bella». Hace buen tiempo, vamos con falda y disfrutamos comiendo helados italianos. ¡Esto es la dolce vita! Por la noche, Giovanni, nuestro anfitrión, nos lleva al pueblo vecino de Cortona, que es magnífico, con sus calles tranquilas y sus casas con tejados de teja roja.
La Toscana es extensa, aunque por desgracia solo podemos quedarnos 4 días y eso nos obliga a elegir: como disponemos de vehículo, hemos decidido evitar las ciudades (que requieren bastante tiempo para visitarlas bien) y nos vamos a concentrar en los pequeños pueblos del interior: San Gimignano, Grosseto, Montepulciano, etc.
Además, la Toscana es sinónimo de cipreses, amapolas, buenos productos de la zona (quesos, tomates secos, pan, etc.), carreteras por valles... En dos ocasiones, dormimos en antiguos conventos reconvertidos en hoteles. Nos falta tiempo, pero no dejamos la Toscana sin visitar la famosa torre de Pisa. Tendremos que volver para visitar Suena, Florencia y el resto de tesoros toscanos.
La Toscana desvela paisajes que difícilmente podrías imaginar más pintorescos. Imagina una región rual y bastante despoblada, formada por redondeadas colinas, de un color verte irreal, plantada de cipreses muy tiesos, viñedos my horizontales y que encierra pequeños pueblos medievales, situados en lo alto de bajas montañas o en lo más hondo de los valles, que parecen como olvidados por el tiempo.
Si a eso le añades una gastronomía que privilegia la simplicidad, los productos frescos de la terra como el aceite de oliva y las trufas, todo regado con Chanti, uno d elos mejores vinos del país, obtendrás la Toscana. No es necesario señalar que una vez que pones un pie en la región resulta muy difícil irse... Te aconsejo enormemente pasar al menos algunos días (¿o algunos meses?) en esta magnifica tierra durante tu estancia en Italia.
La Toscana es una región de ensueño: me encantó el valle del Chianti por su gastronomía, el valle del Elsa por sus magníficos paisajes, Florencia y Siena por su patrimonio arquitectónico e histórico, Pisa por su Plaza de los Milagros y Lucca por su panorama. ¡Cuántos bellos recuerdos y agradables paseos!
Si deseas contemplar unos espléndidos paisajes montañosos, salvajes y misteriosos, te aconsejo visitar la región de la Garfagnana, al noroeste de Florencia: sus picos montañosos cubiertos de nieves perpetuas me embelesaron. Parece como si la montaña estuviese cubierta de una capa de mármol. Esta belleza cautivadora explica por qué la región ha sido declarada reserva natural: un trayecto propicio a bellas caminatas a lo largo de los caminos.
Al oeste de la Garfagnana, te recomiendo visitar la localidad de Carrara, famosa por sus canteras de mármol, que son dignas de visitar.