Un destino apartado de los lugares convencionales
Cuando voy a Madagascar tengo la certeza de que voy a realizar un viaje increíble en un país alejado del turismo de masas. Sé que me voy a encontrar con una población de una gran riqueza cultural, descubrir paisajes sobrecogedores, y tengo la seguridad de que regresaré con mis maletas llenas de recuerdos inolvidables...
Recuerda: viajar a Madagascar es tener la oportunidad de descubrir cosas que no podrías ver en ninguna otra parte del mundo.
Una tierra de aventuras
Madagascar te ofrece la oportunidad de vivir auténticas aventuras, paseándote por los Tsingys, formados por la erosión del agua y el viento en la piedra caliza, y moldeando hasta el horizonte los campos de rocas puntiagudas y afiladas como cuchillas de afeitar. También son los viajes en taxis colectivos, caminatas por la selva en la noche para observar a los animales nocturnos, y las noches en los pueblecitos de los montes. Un recuerdo inolvidable que viví fue cuando, después de 3 días de caminata por el centro de la isla, descendimos en piragua el río Manambolo durante varios días, hasta llegar al Parque Nacional de Bemaraha.Paisajes sobrecogedores
Lo que más me sorprendió al visitar la isla Roja por primera vez fue la posibilidad de reunir en solo viaje paisajes totalmente diferentes según la región del país.
Las tierras altas centrales, cuna de la cultura Merina, están caracterizadas por colinas y mesetas en las que crece el arroz y otros cultivos. El sur árido, salpicado de playas de arena blanca y aguas turquesas. Las selvas del este, la isla de Santa María y la costa de vainilla. El norte montañoso, ofrece una vegetación exuberante y formaciones rocosas espectaculares. Por último, el semiárido oeste, lleno de sabanas y matorrales, tierra por excelencia de los baobabs, que adornan la zona con formas unas más extrañas que las otras.
Una fauna y flora extraordinaria
Para mí, Madagascar son los lemúridos, de los que pueden observarse numerosas especies en todas las regiones de la isla. A veces encaramados en lo alto de los árboles buscando néctar y frutas, otras saltando por las hierbas altas de la maleza, nunca temieron posar frente a mi cámara de fotos...
Pero Madagascar, consta sobre todo de imponentes baobabs que parecen plantados al revés, y cuya copa puede alcanzar los 40 metros. Madagascar cuenta con muchos camaleones, de colores y formas fascinantes, y los árboles del viajero cuyas hojas tienen una forma que permite almacenar agua, y de las que se dice que eran verdaderas bendiciones para los exploradores.