Con sus tuk-tuk a cual más extravagante, sus edificios de colores que rememoran diferentes épocas y diferentes países, Malacca es un pequeño tesoro en tu viaje.
Aconsejo:
Ven a Malacca el fin de semana, Jonger Walk se transforma en un animado mercado nocturno que atrae a locales y visitantes.
Mi opinión
Malacca, una etapa indispensable en todo viaje por Malasia, es una ciudad pequeña con múltiples influencias donde da gusto pasear por las callejuelas tranquilas y de colores, junto a las casas bajas se agrupan iglesias, templos y mezquitas. El museo de Baba Nyonya invita a los visitantes a sumergirse en la historia y la cultura de la región, una visita que vale la pena.
La ciudad, que permanece relativamente en calma durante la semana, desborda energía el fin de semana. De hecho, la avenida principal del casco antiguo, Jonger Walk, se transforma en un mercado nocturno los viernes por la noche. Déjate seducir por los puestos callejeros que ofrecen un bocado y bebidas con sabores cautivadores. Si las baratijas no te parecen un recuerdo ideal, las numerosas tiendas de la ciudad sabrán cómo seducirte: pequeños artesanos locales venden impresionantes joyas y telas.
Por último, los tuk-tuk de Malacca, son casi una atracción turística en sí misma: sus propietarios desbordan imaginación para embellecerlos. Asientos de cuero sintético, guirnaldas luminosas y peluches con la forma de Hello Kitty conforman la decoración básica. A todo eso hay que añadir enormes corazones colocados en la parte de atrás de la moto y los altavoces tronando canciones de amor universales.
