
Malasia es hoy en día una de las locomotoras del sudeste de Asia, un país en creciente desarrollo en los últimos diez años. Las tensiones intercomunitarias que sacudieron el país en los últimos treinta años están desapareciendo y el país parece recuperar algo de equilibrio. El turismo vive un desarrollo sin precedentes y atrae cada vez a más visitantes, pero el país parece decidido a adoptar una política que promueva el turismo sostenible y respetuoso hacia el medio ambiente.
Malasia es la tercera potencia de Asia del Sur. Es uno de los famososo "dragones asiáticos" que en los últimos diez años han mostrado un crecimiento exponencial. Gracias a la agricultura, la industria y el turismo, Malasia sigue creciendo a pesar de la crisis que afectó a la región en 2010. El país tiene uno de los niveles de vida más altos de Asia del Sur y una muy baja tasa de desempleo.
Malasia se está convirtiendo en uno de los principales destinos turísticos del sudeste asiático, dando la bienvenida a un número de viajeros cada vez mayor, atraídos por la belleza de sus islas. Pero el país todavía está a salvo del turismo de masas y sólo hay enormes complejos hoteleros en algunos lugares, sobre todo en las islas de la costa. El país ha optado por centrar su política turística en el turismo de lujo el y ecoturismo.
Malasia es una república democrática federal. El jefe de Estado es nombrado cada cuatro años por los sultanes de nueve estados del país. Gran parte de la población desconfía del gobierno por considerarlo corrupto, lo que resulta en un aumento de la oposición, hasta ahora muy débil y poco representada. La política del país se dicta en gran parte en relación con los preceptos del Islam, religión mayoritaria en el país. Malasia tiene que hacer frente a veces a problemas entre las comunidades en la toma de decisiones. La población del país se divide en tres grupos étnicos principales: los malayos de confesión musulmana, los chinos, predominantemente budistas, y los indios, hindúes en su mayoría. Las relaciones entre estas comunidades tienden ser pacíficas, aunque todavía se observan importantes violaciones de los derechos humanos. Estos problemas tienen poco impacto en los turistas que viajan a Malasia, aunque hay que ser prudente y adoptar actitudes apropiadas en ciertos lugares, como por ejemplo no llevar bikinis en las playas.
El territorio malasio tiene uno de los ecosistemas naturales más ricos de la región gracias a su selva, una de las más antiguas del mundo, y la vida acuática. La diversidad de su fauna y flora se considera increíble por los especialistas, que creen que todavía hay un gran número de especies vegetales y animales no descubiertas. La UNESCO ha reconocido esta biodiversidad excepcional mediante la inclusión de varios sitios del país en su Patrimonio Mundial. El gobierno de Malasia ha querido fomentar el turismo sostenible y respetuoso con el medio ambiente adoptando un Plan Nacional de Ecoturismo. Según los observadores internacionales, los esfuerzos son aún insuficientes, y muchas iniciativas no llegan a ver la luz a causa de la presión de los inversores de los sectores turístico e industrial. Algunas regiones están muy bien conservados, como los estados de la isla de Borneo, donde las iniciativas de ecoturismo se multiplican.