Para mí, las Maldivas eran sinónimo de hoteles de lujo y descanso, en medio de una multitud de turistas sentados en sus tumbonas bajo el sol. En Diffushi me di cuenta de todo lo contrario. Este pueblo de mil doscientos habitantes da una idea de cómo es la vida en un atolón de las Maldivas. Descubrir la cultura local, conocer a la gente, comer al estilo de las Maldivas.
En especial me gustó la cercanía con los habitantes de la isla y las largas conversaciones de la noche tras la cena. El pueblo de Diffushi en las Maldivas te ofrece muchas oportunidades: descubrir un pueblo tradicional, excursiones con pescadores del lugar, o snorkel en los fondos marinos llenos de vida subacuática en la laguna de las proximidades.
Una estancia tranquila, alejada de los sitios convencionales, fuera del turismo de masas.