En primer lugar, debo contarte la razón que me ha impulsado a venir a Kayes durante mi viaje por Mali. Antes de la salida, no tenía ninguna idea de lo que me iría a encontrar en el lugar. Sencillamente sabía que era la ciudad donde nació mi amigo Fatou y su hermano Papis. El único motivo que tenía era conocer algo más el origen de mis amigos. Si lo hubiese sabido, ¿habría viajado los 180 kilómetros desde la capital Bamako? La respuesta es que sí.
Porque aunque Kayes no posea la belleza de antaño, aunque haga calor como en ninguna otra parte del continente africano (normalmente supera los 50º los días más calurosos del año), aunque la inseguridad se siente por las calles al llegar la noche, pese a todo eso, Kayes sigue teniendo un encanto indescriptible. Tiene ese toque especial e indefinible que flota en el ambiente. Las casas coloniales son de gran belleza, y el mercado es realmente auténtico. Kayes es sencillamente hermosa, típica, en una palabra, malí.
Si te gusta el país, te encantará Kayes.