Tombuctú es un nombre mágico que atrae a todos los viajeros en busca de lo desconocido. Es su aura la que me condujo hasta esta ciudad legendaria. Me fascinó la arquitectura en piedra de Alhore, que domina todavía en el barrio histórico de Tombuctú. Las tres mezquitas de la ciudad: Djingareiber, Sidi Yahya y Sankoré dan ritmo a la vida cotidiana de la ciudad. La mezquita Djingareiber es reconocible entre todas, gracias a sus 2 minaretes y su largo muro de tierra.
Además la ciudad forma parte del patrimonio mundial de la UNESCO desde 1988. Pero desgraciadamente algunas construcciones modernas han mermado la originalidad ancestral de Tombuctú, como un bulevar alquitranado aquí o allí.
Pero sobre todo en la periferia del centro histórico donde crece la ciudad, hacia el norte y el este con su lote de polvo del desierto que cubre las calles e incluso penetra en las casas. Piensa en aislarte bien.