Marsaxlokk, antiguo pueblo de pescadores, nos permitió vivir un momento típicamente maltés. Pudimos comprobar hasta qué punto la pesca y el mar son elementos centrales de la vida en Malta.
El mercado de pescado ilustra a la perfección lo que encontrarás en tu plato en cualquiera de los numerosos restaurantes de la costa. Es la ocasión ideal para deleitarte con el pulpo a la plancha o el famoso lampucki servido con espinacas, tomates y aceitunas. Fue un placer poder comer productos frescos.
No muy lejos de Marsaxlokk, pudimos ver otra riqueza del mar. En efecto, las rocas formaban una piscina natural donde hicimos un par de saltos acrobáticos y vagueamos sin pudor. Este lugar insólito es la "Saint Peter's pool". En verano, te aconsejo que prolongues tu recorrido unos minutos más hasta el faro de Delimara, donde encontrarás una cala más tranquila y también muy bonita.
En resumen, un buen destino para hacer un viaje en familia.