
Tras los fuertes terremotos sufridos en Nepal durante abril y mayo de 2015, el país se reconstruye lentamente.
Este artículo fue escrito antes de la catástrofe.
Principalmente destinado para los senderistas más experimentados, un viaje a Nepal es el paso perfecto para rozar la mítica altitud de los 7.000 metros.
Símbolo de las fantasías y los fantasmas de los montañeros más experimentados, el Everest, el techo del mundo, se erige aquí, en Nepal, con sus 8.848 metros de altitud. Domina una multitud de picos de más de 7.000 metros. Algunos de ellos son también muy técnicos, pero otros son relativamente más asequibles.
En cualquier caso, para ponerse en marcha y abordar estos gigantes es absolutamente necesaria una preparación meticulosa. En el mundo de la alta montaña hay algunas barreras legendarias como los 5.000 metros, los 6.000 metros, los 7.000 metros y los 8.000 metros. Estas altitudes no se encuentran en cualquier parte del mundo, por eso, tienes que aprovechar tu viaje a Nepal para probar esta experiencia.
Por encima de todo, es absolutamente obligatorio contratar a una agencia para organizarlo todo. La elección de esta última es muy importante y, sin duda, debes asegurarte de que sea seria. También, está claro que, por tu lado, debes seguir una buena preparación física y un entrenamiento regular. Además, es importante acostumbrarse a la altitud haciendo algunas rutas para soportar mejor el potencial mal agudo de montaña. Igualmente, prevé llevar ropa y material de montaña de buena calidad.
Por último, esta experiencia requiere de nervios de acero y una gran fuerza de voluntad para alcanzar estas alturas, en mitad un paisaje impresionante.
Una vez llegues a la capital, Katmandú, toda la cordillera del Himalaya y el Annapurna se abrirán ante ti. Es el momento en el que tendrás que decidir si vas a hacer el ascenso en la parte del Extremo Oriente del país.
Aquí, entre los picos más altos, los más populares son el Saipal, con sus 7.040 metros de altitud, y el Api, que se eleva hasta los 7.132 metros Esta es una oportunidad perfecta para medirse en uno de los 7.000 metros míticos.
Una vez que tengas tu permiso de senderismo en mano, las botas en los pies, la cabeza llena de sueños y el corazón de valor, comenzarás este ascenso mágico, una experiencia única. Aunque las emociones son intensas y muy personales, cuando estés en la cima, recuerda que el éxito de esta aventura es, sobre todo, colectivo. Sin tu guía, los sherpas que llevan el equipo y una organización y logística bien planificadas, sería imposible alcanzar estas alturas.