En mis varias visitas a Volendam he observado que este pueblo tiende a perder parte de su tranquilidad al ceder (bastante más de la cuenta, en mi opinión) a la tentación del turismo. El número de turistas en verano no deja de crecer. Solo basta con ver la cantidad de autobuses en hora punta del día. Todo el mundo viene aquí para ir al puerto y encontrar una mesa donde sentarse a disfrutar de un buen plato de anguila ahumada.
Sobretodo, os aconsejo venir a Volendam fuera de la temporada alta. Allí, también, uno puede darse un festín de comida local, pero con un poco más de paz. Habrá menos gente y podréis disfrutar de este puerto pesquero. No tendréis mejor recuerdo pues de esta estancia. Admitámoslo, siempre es agradable disfrutar de un lugar tan hermoso, un sitio precioso, sintiendo como si lo tuviéramos para nosotros solos.